El Adviento es para los cristianos un tiempo de levantar los ojos de cara a la promesa que Nuestro Señor hace a su Iglesia de estar con nosotros. El Adviento es la preparación de la venida del “Emmanuel”, es el tiempo del cumplimiento de la promesa de Dios. El Adviento está tocado por la característica de la esperanza. La esperanza como virtud que sostiene al alma, que consuela al ser humano. Esta esperanza tiene dos facetas: la primera es de tener la certeza de ver la meta, y la segunda, es de prepararnos para alcanzar esa meta.
Si Cristo es mi esperanza, ¿qué me falta para alcanzarlo? Vivamos en este tiempo de Adviento con la mirada dirigida hacia Cristo, que es el objeto de nuestra fe. Pidámosle al Señor que nos permita encontrarlo y recibirlo, y que nos otorgue la gracia de sostener nuestro corazón en el arduo trabajo diario de santificación.
Si Cristo es mi esperanza, ¿qué me falta para alcanzarlo? Vivamos en este tiempo de Adviento con la mirada dirigida hacia Cristo, que es el objeto de nuestra fe. Pidámosle al Señor que nos permita encontrarlo y recibirlo, y que nos otorgue la gracia de sostener nuestro corazón en el arduo trabajo diario de santificación.
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