jueves, 30 de abril de 2009

MENSAJE DE LA 87º ASAMBLEA DE OBISPOS DE BOLIVIA


“Ustedes serán mis testigos... hasta los confines de la tierra” (Hech. 1,8)

La Buena Noticia de Jesucristo

En los días de Semana Santa y Pascua, miles y miles de bolivianos a lo largo y ancho del país hemos vivido con intensidad y fervor religioso el misterio de Jesús el Hijo de Dios, quien por amor ha dado la vida por nosotros y ha sido resucitado por el Padre. ¡Jesucristo sigue vivo y está con nosotros!: Es la gran noticia que ha cambiado la historia y la vida de la humanidad, y la fuerza transformadora que renueva a cuantos la reciben y acogen.

En la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte se apoya la esperanza de una vida diferente, nueva y libre de las ataduras del mal. Los discípulos experimentaron esta realidad cuando el Señor Resucitado se hizo presente y compartió con ellos, les instruyó y les envió con este mandato: “Vayan por todo el mundo y proclamen la Buena Noticia a toda la creación” (Mc 16, 15).

Este mandato se prolonga a lo largo del tiempo y se renueva en nuestros días en la comunidad eclesial, que se lanza a su misión con gozo, confiando no en sus propias fuerzas sino en la promesa del Señor:” Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28, 20) y en el don del Espíritu Santo (cf. Jn 20,22).

La Misión Permanente

Como seguidores de Jesús, en comunión eclesial, queremos cumplir humilde y fielmente este mandato de anunciar la Buena Noticia a nuestro pueblo. El año 2007 los Obispos de América Latina, reunidos en Aparecida, convocaron a las Iglesias del Continente a ponerse en estado de misión, asumiendo el proyecto de la Misión Permanente. En nuestro país, bajo el lema “Discípulo misionero: escucha, aprende y anuncia”, queremos emprender el camino que nos lleva al encuentro personal con Cristo y a la conversión, para revitalizar la vida de Dios en cada cristiano y en todas nuestras comunidades.

El Señor confía este encargo a todos los bautizados y comunidades eclesiales, en el ambiente donde cada uno vive, en la familia, en el trabajo y en las organizaciones sociales. Llevar el mensaje de Jesús Resucitado es la tarea permanente de todos. Es necesaria una fuerte conmoción que despierte de su indiferencia a tantos cristianos y los lleve a una vida más auténtica, personal y comunitaria.

Los fieles laicos: testigos de la fe

En el contexto actual, en el que se está queriendo dar una nueva configuración a Bolivia con criterios y posiciones enfrentadas, los laicos cristianos, en especial los que tienen responsabilidades en la conducción del país, no deben temer dar un testimonio claro de su fe en Dios, que guía los destinos de cada persona y de toda la sociedad. Fe que se manifiesta en el amor a Dios y a los hermanos, en un comportamiento ético y moral, conforme a la palabra y al estilo de Jesús, con la responsabilidad de transmitirla a través de su testimonio de vida, cooperando así en la construcción del Reino de Dios.

Nuestro pueblo es cristiano, quiere seguir siendo cristiano y lo expresa de muchas maneras: en la confianza en Dios, la oración y religiosidad popular, su participación en la vida de la Iglesia, dentro y fuera del templo, la caridad fraterna y en el compromiso por la promoción humana, la justicia y la paz. Al respecto, en nuestro mensaje de marzo del 2008 hemos expresado nuestro acuerdo con un Estado laico, que respete el derecho de elección y el ejercicio de la religión, la consecuente aportación a la vida social y la recíproca autonomía entre Iglesia y Estado: “Ambos están al servicio del bien común y de la vocación personal y social de los ciudadanos. El laicismo, en cambio, discrimina y margina a quien tiene una convicción religiosa y de hecho se convierte en una especie de religión”.

Solidarios con los pobres

Nos duele profundamente la situación de pobreza en que se encuentra mucha gente y que sigue siendo un problema fundamental en nuestro país. Tememos que pueda empeorar todavía por la crisis económica y financiera internacional. Como Iglesia, que ha hecho la opción preferencial por los pobres en fidelidad al Evangelio, seguiremos, con renovado esfuerzo, sirviendo a los hermanos y sectores más pobres y vulnerables, a través de centros educativos, hospitales y postas médicas, hogares para niños y personas abandonadas, comedores populares y tantas otras obras sociales que se llevan a cabo en todo lugar donde está presente la Iglesia.

La opción por los pobres nos motiva a impulsar la promoción humana y el desarrollo integral de toda persona. Este servicio nace del mandato del amor al prójimo, porque los pobres tienen derecho a experimentar el amor de Dios en la caridad fraterna y exige además el compromiso constante de trabajar para implementar estructuras que garanticen la justicia y la equidad.

Superemos la violencia

Este empeño es particularmente urgente al constatar el clima de creciente incertidumbre e inseguridad, a causa de la violencia, la agresividad, la falta de respeto a la vida y a la dignidad de las personas y sus pertenencias, el desprecio a la normatividad institucional…: hechos de los que somos testigos casi a diario. Lamentamos tener que referirnos a un suceso que nos atañe de cerca. Es el caso del atentado al domicilio del Señor Cardenal, atentado que es también contra su persona y la misma Iglesia. Protestamos enérgicamente y exigimos un pronto esclarecimiento de lo sucedido, para que no vuelvan a ocurrir hechos semejantes en contra de ninguna persona. Agradecemos tantos signos de cercanía de personas e instituciones llegados en estos días al Señor Cardenal y, de manera especial, las palabras de aliento y solidaridad del Santo Padre Benedicto XVI, expresadas en el mensaje que él ha enviado y ha sido conocido oficialmente en nuestra Asamblea.

Avanzar en la superación de estas situaciones implica acoger el mensaje de Cristo Resucitado: “La paz esté con ustedes”; paz basada en la verdad, la reconciliación, el perdón y la concordia. Mensaje que nos abre a la esperanza y nos urge a instaurar un clima de serenidad y transparencia, en espíritu democrático y con un dialogo constructivo, de manera particular teniendo en cuenta que estamos entrando en el proceso que culminará con las elecciones políticas de fin de año. El pueblo espera que este acontecimiento, tan importante para la vida del país, no sea perturbado por el engaño y la mentira, la confrontación violenta y los insultos y los intereses particularistas en contra del bien común.

Testigos de la Resurrección

La fe en Cristo Resucitado pide convertirnos en sus testigos, nos hace mensajeros de la esperanza, artífices de comunión y constructores de una sociedad solidaria, justa y fraterna, en la que todos nos sintamos unidos y corresponsables para hacer de Bolivia la casa común que protege y acoge sin distinción y discriminación a todos sus hijos. Invitamos a todos a que pongan lo mejor de sí mismos y se unan a esta desafiante y esperanzadora tarea.

Que María Santísima, primera misionera, reunida con los apóstoles y discípulos en el Cenáculo en la espera del Espíritu Santo, nos anime y acompañe para anunciar y testimoniar al Resucitado, en la Misión Permanente que acabamos de iniciar en unión con todas nuestras Iglesias hermanas que peregrinan en América Latina.

Cochabamba, 28 de abril de 2009.

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